El proyecto consiste en la habilitación, para oficinas centrales, de parte de la última planta de una un edificio industrial. Al ocupar parte de la última planta, el ámbito cuenta con el espacio bajo la cubierta inclinada que protege el edificio.
Este, pertenece a la empresa Procartón y forma parte del complejo industrial que la marca posee en Arganda.
El programa de necesidades, incluía la recepción pública de clientes y afines. Uno de los requisitos de partida solicitado por parte de Procartón, consistió en ofrecer una imagen actual, moderna y dinámica de la marca.
Todos, alguna vez, hemos sufrido las áreas destinadas a visitantes externos en instalaciones dentro de a polígonos industriales. Estos recintos se diferencian por la ausencia de cualquier tipo de confort ambiental, remendado o compensado por revestimientos basados en materiales “nobles”. En el fondo este esfuerzo significa un deseo de ofrecer una deferencia, un fracaso de habitáculo confortable recluido y aislado de la vorágine industrial que le rodea.
En este proyecto, el revestimiento con material “noble” se sustituye por un espacio rico y dinámico, abierto y luminoso donde por su configuración, el visitante se siente protagonista, el centro del espacio. Este es el resultado de una manipulación del espacio mediante las diferentes piezas ubicadas en su interior. Se aprovecha la luz cenital y las alturas al máximo, creando una sala de juntas que parece flotar entre suelo y cubierta.
Por tanto, el visitante accede directamente a un área central, creyendo palpar el corazón logístico de la empresa. El dinamismo de los recorridos se potencia mediante el contraste entre el eje que marca el gran plano inclinado, terminado en cartón, y el conjunto de elementos curvados y radiales que crean un gran centro de referencia.
Para dar tiempo a la percepción de estas sensaciones, se separa el módulo de recepción respecto del acceso, obligando un recorrido más extenso a si se hubiera ubicado cerca del acceso.